"El parto y muerte de nuestro bebé podría haber sido una experiencia muy traumática y, en cambio, fue muy bonita"
Una mujer que decidió continuar con el embarazo, a pesar de que la hija que esperaba tenía una malformación incompatible con la vida, relata el apoyo que recibió por parte del equipo de curas paliativas perinatales de Sant Joan de Déu para afrontar la situación y superar el luto.
Ana fue madre por primera vez el 5 de diciembre de 2019. Aquel día nació su hija mayor, Lola. Poco más de una hora después, la niña moría en sus brazos. No fue una muerte repentina. Cuatro meses antes, durante la semana 20 de gestación, el equipo del Área de la Mujer que hacía el seguimiento del embarazo de Ana había detectado que el feto no tenía riñones, una malformación llamada agenesia renal bilateral que es incompatible con la vida.
“En el centro donde nos hicieron la ecografía nos aconsejaron abortar –recuerda Ana- pero nosotros decidimos continuar el embarazo porque mi vida no corría ningún peligro y por qué, por nuestras convicciones religiosas, queríamos que todo siguiera su curso natural y la niña viviera lo que tuviera que vivir”.
Lola vivió exactamente una hora y 20 minutos después de nacer. Ana guarda un recuerdo muy bonito de aquellos instantes. “El parto y muerte de nuestra bebé podría haber sido una experiencia muy traumática y, en cambio, acabó siendo muy bonita gracias al apoyo y acompañamiento del equipo de curas paliativas perinatales de Sant Joan de Déu”, explica.
Después de haber tomado la decisión de continuar con el embarazo, Ana había sido derivada al Hospital Sant Joan de Déu Barcelona porque este centro tiene un equipo especializado en curas paliativas perinatales. Se trata de un equipo integrado por profesionales de obstetricia, neonatología, curas paliativas, psicología y trabajo social que acompañan y atienden a la gestante durante el embarazo, después del nacimiento y los primeros meses después de la muerte del bebé.
Durante la gestación, los profesionales hacen seguimiento del embarazo y de las posibles complicaciones que puedan aparecer, apoyan a la gestante en la toma de decisiones y en la elaboración de plan de parto, y dan apoyo emocional para afrontar el parto y la posible muerte del bebé.
En el periodo comprendido entre los años 2017 y 2023, el equipo de curas paliativas perinatales del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona ha atendido 50 gestantes que, como Ana, han decidido completar la gestación, a pesar de que el hijo que esperaban presentaba una enfermedad incompatible con la vida. “A mí me ayudaron mucho. Me apoyaron durante todo el proceso, resolvieron todas mis dudas y me ayudaron a superar mis miedos. Gracias a ellas, anticipamos las situaciones que veríamos y esto me permitió prepararme para el momento del parto y lo que vendría después”, explica.
Lola vino al mundo trece semanas después de que le diagnosticaran la grave enfermedad en el Área de Neonatología. “Durante el poco tiempo que estuvo con nosotros, pudimos abrazarla, hacernos fotografías con ella, le cogimos las huellas de las manitas y los pies para tenerlas de recuerdo... En el Hospital nos regalaron una caja con una mantita para arroparla, un peluche y otras cosas que ahora guardamos como un tesoro."
Hace años que el equipo de paliativos perinatales ofrece a las gestantes que pierden una criatura la posibilidad de crear una caja de recuerdos del bebé. Con esta iniciativa, las profesionales buscan crear recuerdos tangibles e intangibles que ayuden a las madres y padres a vincularse con el bebé y superar el luto por su pérdida.
Actualmente, Ana es madre de tres niños más y está embarazada de nuevo. “Gracias a la tarea y acompañamiento del equipo de paliativos perinatales vivo los partos con tranquilidad y alegría, porque no los asocio con nada malo, más bien al contrario. Lo que sí que vivo muy mal son las ecografías, porque me hacen revivir el momento del diagnóstico”, señala.