Solo un 30 % de las familias que han perdido una criatura pocas horas después del nacimiento conservan un recuerdo físico del bebé y solo un 12 % tienen una foto
La pérdida de un hijo durante el periodo de gestación o al cabo de pocas horas del nacimiento es más habitual de lo que pensamos en nuestra sociedad. Las parejas que viven esta situación sufren un fuerte impacto emocional, y el apoyo de los profesionales sanitarios que los atienden y acompañan a lo largo del proceso es clave para ayudarlos a afrontar un episodio tan traumático y superarlo de la mejor manera posible.
En el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona hace años que los profesionales ayudan a estas familias a superar el luto con la creación de una caja de recuerdos.
En nuestra cultura, la muerte es todavía un tabú
Cuando una mujer pierde una criatura durante el embarazo o al poco del parto, la familia y los amigos acostumbran a decirle que no se preocupe, que es muy joven, que tendrá otros hijos… Lo hacen con toda la buena intención del mundo, sin darse cuenta de que con esta actitud no la están ayudando a superar la pérdida. "Lo que está demostrado que ayuda realmente a estas parejas" —explica María José Troyano, coordinadora enfermera del Servicio de Neonatología del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona— "es poder acompañar al bebé en el proceso de morir y despedirse", así como participar en la creación de recuerdos y conservarlos.
Los profesionales que trabajan en esta área han constatado que, a menudo, las parejas que no tienen recuerdos tangibles de sus hijos muertos vuelven al Hospital a pedir los resultados de las pruebas efectuadas al niño, como por ejemplo ecografías, huellas dactilares o fotografías de la autopsia. "Nosotros intentamos que, durante el proceso de despedida del bebé, creen recuerdos tangibles, y también intangibles, que los ayuden a vincularse con el bebé y que, además, puedan usar como presentación del hijo o hija hacia la sociedad", explica Troyano.
Por eso, ya hace años que los profesionales ofrecen a las familias que pierden una criatura la posibilidad de crear una caja de recuerdos del bebé. En España, esta práctica no es muy habitual. Lo demuestra que, según un estudio de la asociación Umamanita, solo un 30 % de las familias que han perdido una criatura pocas horas después del nacimiento conservan un recuerdo físico del bebé y solo un 12 % tienen una foto. En países como Irlanda, el Reino Unido, los Países Bajos, Canadá o los Estados Unidos, en cambio, esta cifra es mucho más alta, un 90 %.
La creación de recuerdos tangibles es un paso muy importante en la fase de elaboración del luto y hay que adaptarlo a las necesidades y al tiempo de cada familia. Porque hay familias que, ante una pérdida, manifiestan enseguida el deseo de tener recuerdos del bebé, mientras que las hay que evitan hacerlo y no conservan ninguno. "Algunas parejas rechazan, en un primer momento, nuestra propuesta de hacer una caja de recuerdos, y es lógico que lo hagan, porque no se lo esperan y están viviendo una situación emocional especialmente difícil. Es aquí donde los profesionales juegan un papel muy importante. Hace falta que hablen con las familias, que les den tiempo para adaptarse a la situación, que las acompañen, y que respeten las decisiones, sean las que sean. Por eso estos profesionales reciben una formación específica en que aprenden a hacer un buen uso de este recurso, a utilizarlo como una herramienta que facilite el proceso de muerte del hijo", señala Troyano.
Los objetos que integran la caja de recuerdos varían según el momento en que se produce la pérdida. Si la pareja ha perdido la criatura durante el periodo gestacional, la caja de recuerdos contiene varios objetos, como por ejemplo un saquito y un colgante, además de un certificado de nacimiento sin validez legal que acredita que la criatura existió. En el caso de un bebé que ha nacido, se le pueden hacer fotografías con la familia, se puede animar a los padres y familiares a bañarlo y vestirlo, y también se pueden tomar las huellas de las manos y/o de los pies para que padres y madres las conserven.
Un tesoro para las familias
Para Marc y Yeny, la caja de recuerdos guarda "auténticos tesoros". Ellos fueron padres en pleno confinamiento y de una manera muy prematura. Los médicos tuvieron que avanzar el parto durante la semana 28 de gestación al constatar que la criatura venía con graves problemas de salud.
Mateo nació el 16 de mayo y, catorce días después, murió en brazos de su madre. "Como pasé parte del embarazo en pandemia —recuerda Yeny—, no le habíamos comprado muchas cosas. En el Hospital no teníamos prácticamente nada, solo un par de muñecos que le había hecho yo. El día que supimos que moriría, las enfermeras sacaron la caja, de donde cogieron una mantita para que lo abrigáramos, y le tomaron las huellas de las manos y de los pies para que las tuviéramos de recuerdo… Nosotros también pusimos unos pañales como los que usaba y otras cosas. En aquel momento no éramos muy conscientes, pero todos aquellos recuerdos nos han ayudado mucho y han devenido para nosotros unos auténticos tesoros, porque son lo único que tenemos de él".
Ahora Marc y Yeny están esperando una criatura. "Estos recuerdos nos ayudarán a explicar a nuestro hijo que tiene un hermano. Para nosotros, la caja —añade Marc— es una muestra de la calidad humana del Hospital. Es una muestra de que los profesionales son muy sensibles a situaciones como la que a nosotros nos tocó vivir".