“El perfil del paciente es cada vez más complejo y requiere una atención enfermera más específica”
Laura Lahuerta formó parte de la primera promoción de Enfermeras Internas Residentes (EIR). Seis años después, asegura que repetiría residencia en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, al que sigue vinculada.
Laura ya tenía más de 7 años de experiencia en el ámbito asistencial cuando decidió presentarse a los exámenes de Enfermera Interna Residente (EIR). Lo hizo en dos ocasiones, ya que tenía claro que quería hacer la residencia en Sant Joan de Déu, algo que no fue posible en la primera convocatoria. Tenía experiencia en enfermería quirúrgica, pero quería probar en un centro monográfico de pediatría.
¿Qué aprendiste durante tu residencia EIR en Sant Joan de Déu?
Adquirí competencias muy diversas durante los dos años de rotación, tanto asistenciales como de investigación y docencia o divulgación. El abanico de especialidades pediátricas es muy amplio porque puedes actuar en el ámbito de la prevención en un centro de atención primaria, profundizar en procedimientos y tratamientos en el hospital y aprender a tratar al paciente infantil y empoderar a las familias.
¿Reforzaste lo aprendido con la formación teórica y de investigación?
Aprendí mucho en el ámbito asistencial y de investigación, en el que ahora estoy centrada. La filosofía del EIR en este centro es de autoaprendizaje tutorizado: durante el proceso aprendes qué reforzar y cómo investigar. De hecho, las residentes del primer año contribuimos a modelar el plan formativo de enfermería que hoy se ha consolidado.
En los dos años de residencia das forma progresivamente al proyecto de investigación en forma de tesina. Luego, si estás interesada, puedes acceder a la tesis y el doctorado. La verdad es que este es un escenario que nunca me había planteado y, sin embargo, terminé presentando una tesis.
"Adquieres competencias más allá de lo asistencial, como por ejemplo de difusión científica, comunicación o docencia."
¿Qué ventajas tiene rotar mucho?
Adquieres una visión global en las distintas especialidades y campos de la enfermería pediátrica, desde la atención primara hasta la más alta especialización, pasando también por Urgencias o una escuela especial. La rotación constante requiere un esfuerzo adaptativo, algo que puede resultar cansado, pero vale mucho la pena porque tras dos años de residencia en el hospital tienes un perfil competente en todas las especialidades infantiles.
¿Fueron de utilidad las sesiones, tutorías y otras puestas en común?
Las sesiones semanales son muy útiles para adquirir competencias más allá de lo asistencial, como por ejemplo de difusión científica, comunicación o docencia. Respecto a las tutorías, la persona encargada de guiarte recibe valoraciones de las referentes de cada unidad, por lo que te puede indicar qué mejorar o reforzar a nivel global. También son muy útiles en el período inicial de adaptación.
¿Por qué has seguido vinculada al hospital?
En mi promoción fui la ganadora del premio a la mejor residente, que se traduce en un contrato de un año. En este caso pude elegir la especialidad y me decanté por la Unidad de Cuidados Intensivos pediátrica. Desde entonces he estado vinculada al Hospital Sant Joan de Déu y no tengo intención de irme, porque aquí puedo combinar la parte asistencial con la tecnológica y la investigación.
¿En tu opinión, una enfermera debe especializarse o ser “todoterreno”?
Creo que la especialización es el futuro de nuestra profesión, porque el perfil del paciente es cada vez más complejo y requiere una atención de enfermería más específica. La polivalencia se adquiere con las rotaciones, pero la especialización se sigue trabajando durante el ejercicio de la profesión, es un proceso contínuo.