Se trata de un programa pionero orientado a MIR y EIR que les permite realizar parte de su rotación externa en el hospital Saint John of God de Sierra Leona y aprender en un contexto totalmente diferente al de un centro europeo
"Cuando terminé el MIR de pediatría, el año 1991, me fui a África porque quería ejercer allí. Por aquel entonces era algo raro, no regulado, y me sentí muy sola”. De este modo relata la directora del programa de cooperación para residentes, Vicky Fumadó, cómo era hace años trabajar y ejercer como pediatra especialista en enfermedades infecciosas en países en vías de desarrollo.
El Hospital Sant Joan de Déu Barcelona ha impulsado un programa pionero que ofrece formación en cooperación a los residentes de pediatría y enfermería que quieren realizar una rotación externa en Sierra Leona. El programa, estructurado en cinco sesiones formativas, empezó en febrero con una conferencia inaugural del doctor Pedro Luis Alonso, catedrático de Salud Global en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universitat de Barcelona y exdirector del Programa Mundial de Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recalcó la importancia de iniciativas de este tipo para combatir las desigualdades en la salud global infantil.
Fumadó, que encabeza junto a la dirección docente del centro estas sesiones formativas y coordina las estancias, explica el porqué de este programa: “Detectábamos que nuestros residentes tenían la inquietud de cooperar y algunos lo hacían por su cuenta, como rotaciones externas voluntarias. Aprovechando que, por nuestra historia, pueden fácilmente rotar en Sierra Leona, se decidió hacer una prueba el año 2022 en el que cinco personas, R4 de pediatría, viajaron allí para cooperar".
Formación específica basada en sesiones prácticas
La rotación dura dos meses y pueden participar residentes de ginecología, pediatría y cirugía, así como residentes de enfermería, que se prevé incorporar también de forma progresiva. El equipo docente considera esencial ofrecer una formación previa específica para esta rotación. Por ello, antes de viajar, los residentes se preparan en las sesiones que se han programado en las que se les orienta sobre lo que se encontrarán cuando lleguen a su destino.
Las charlas sirven para explicar todas las necesidades logísticas y burocráticas de la estancia (visado, vacunación, vuelos, documentación), qué situaciones habituales se encontrarán desde el punto de vista clínico y con qué recursos pueden contar. “Son sesiones eminentemente prácticas, de análisis de casos, en las que se explica cómo se trataron, posibles complicaciones y cómo atender a los pacientes con los recursos disponibles allí y también las limitaciones”, explica Vicky Fumadó, que añade: “más que el volumen de pacientes, lo que supone un reto enorme para nuestros residentes es atenderlos con las herramientas de las que disponen.”
Tutorización telemática y soporte local
El programa está ideado de tal manera que los y las residentes tengan un acompañamiento en el proceso de aprendizaje y el seguimiento de los casos. La misma directora del programa viajó con la anterior promoción a Sierra Leona, donde les ayudó a familiarizarse los primeros días con los profesionales que trabajan in situ.
Los residentes no viajan solos, lo hacen en equipos y, aparte de la tutorización telemática disponen de contacto con especialistas del Hospital en varias áreas (dermatología, cardiología, traumatología, etc) para consultar casos concretos. También les esperan profesionales de referencia en el hospital de Sierra Leona que les ayudan en la resolución de dudas de carácter técnico, clínico administrativo o social.
Durante su estancia, los residentes aprenden sobre patologías como por ejemplo la malaria, la tuberculosis o varios tipos de lesiones dermatológicas, lo que aquí se conoce como “enfermedades importadas”. Además, trabajan en un centro que es referente en el tratamiento de la malnutrición y ejercen la medicina con recursos sencillos para el diagnóstico.
La aportación del primer grupo que viajó a Sierra Leona, según explica la directora del programa, fue de gran importancia: “Nuestros residentes contribuyen a la formación de los equipos autóctonos, han ayudado a reorganizar la unidad neonatal (en la que la mortalidad es muy elevada), han puesto en marcha un “bag de emergencias” y han enseñado a usar un equipo de soporte respiratorio que el hospital Saint John of God tenía, pero había caído en desuso. Su aportación para la reducción de la morbimortalidad es importantísima y, el aprendizaje, enorme”.