El equipo de ortopedia y traumatología infantil del Hospital Sant Joan de Déu aplica cada año este tratamiento a una docena de pacientes procedentes de toda España
Nacer sin uno o ambos dedos pulgares de la mano es más grave y tiene repercusiones más importantes de lo que puede parecer. "Este dedo es clave para muchas actividades de nuestra vida diaria. Tenerlo nos diferencia de los primates. Nos permite hacer la pinza fina, un movimiento imprescindible para poder escribir, por ejemplo", explica la traumatóloga Marisa Cabrera.
Se estima que uno de cada 100.000 niños nace en el mundo con una hipoplasia de uno o los dos pulgares o con un pulgar insuficientemente formado. En algunos casos, esta carencia se presenta de manera aislada y, en otros, está asociada a un síndrome o enfermedad.
En el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, los profesionales del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología reciben pacientes de todo el Estado. La cirugía conocida como "pulgarización" está indicada en una docena de los pacientes que reciben cada año.
"Neurológicamente, el dedo índice no ha sido concebido para hacer lo que hace el pulgar. Por eso, tenemos que intervenir en seguida, por qué lo que queremos es "engañar" al cerebro. Y para conseguirlo, lo que tenemos que hacer es operar al niño cuando tiene alrededor de un año de vida, para transformar su dedo índice en el pulgar. Es una intervención compleja porque lo que hacemos es desplazar el dedo y todas las estructuras que tiene asociadas. Algunas de ellas, como los paquetes vasculares nerviosos, son muy pequeñas", explica Cabrera. Tras la intervención, el niño sigue una terapia dirigida para entrenar el nuevo dedo pulgar en sus funciones.
Actualmente, el servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, y la Unidad de Neuromodulación del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona están llevando a cabo un estudio para determinar qué cambios o transformaciones experimenta el cerebro del niño a quien se pulgariza el dedo índice.
Así mismo, los investigadores quieren determinar si la neuromodulación o estimulación eléctrica de determinadas áreas del cerebro puede ayudar en la terapia dirigida a entrenar el dedo en las nuevas funciones.
David, padre de Luis (3 años)
"Mi hijo nació con el pulgar de la mano derecha muy pequeño porque le faltaba la falange. Enseguida nos derivaron a Sant Joan de Déu y cuando tenía un año lo operaron. Ahora puede realizar cualquier actividad de la vida diaria sin ninguna limitación. "