La monitorización cardíaca remota mejora los resultados clínicos en la población pediátrica
Gracias a una tarea de muchos años, hoy en día, el programa eRITME permite controlar los síntomas relacionados con patologías graves.
En 2012, el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona fue pionero en implantar un programa de monitorización cardíaca remota en pacientes pediátricos con una enfermedad rara, la laminopatía y que tenían un alto riesgo de sufrir arritmias graves. Aquella experiencia de monitorización cardíaca remota, con el tiempo, ha ido creciendo y hoy el programa eRITME permite controlar varios síndromes arrítmicos relacionados con la muerte repentina en todo el mundo.
El desarrollo de la tecnología en los últimos años permite superar barreras que hasta no hace mucho se consideraban infranqueables. Uno de los campos en que los adelantos, sin duda, son más significativos es el que está relacionado con la monitorización a distancia.
La miniaturización de los equipos y la mejora de las conexiones inalámbricas permiten explorar la telemedicina y ofrecer múltiples soluciones que hacen que el concepto tradicional de hospital se diluya y se avance hacia un hospital líquido, donde la comunicación con los pacientes por medio de las nuevas tecnologías permita un modelo asistencial más permeable y facilite la atención a distancia.
En línea con esta filosofía, en 2012, la Unidad de Arritmias del Hospital Sant Joan de Déu, junto con la Fundación Andrés Marcio - Niños contra la Laminopatía, inició un programa pionero para monitorizar en todo el mundo pacientes con laminopatia, una rara enfermedad congénita neurodegenerativa que afecta a los músculos, incluyendo el corazón. Los buenos resultados que se obtuvieron entonces animaron a ir ampliando las indicaciones.
Hoy, el programa eRITME monitoriza a distancia 500 pacientes en todo el mundo, con diferentes síndromes arrítmicos relacionados con la muerte repentina, como el síndrome de QT largo, el síndrome de Brugada, miocardiopatías, TANGO2 y otras metabolopatías, además de la laminopatia y otras enfermedades neuromusculares.
“El gran reto con el cual nos hemos tenido que enfrentar siempre es la falta de equipos desarrollados para pacientes pediátricos. Hemos tenido que ser imaginativos y adaptar los equipos que están pensados para los adultos. Ahora, gracias al uso que hemos hecho nosotros, hemos conseguido que estas herramientas que empezamos a usar fuera de indicación ya tengan un nivel alto de evidencia y se recomienda el uso de manera bastante clara”, explica la Dra. Georgia Sarquella-Brugada, responsable de la Unidad de Arritmias, Cardiopatías Familiares y Muerte Repentina del Hospital Sant Joan de Déu.
CORTEX y ENIGMA, herramientas de centralización
La posibilidad de reducir cada vez más la medida de los equipos, unido a las herramientas que han mejorado la conectividad, ha hecho que los datos recogidos hayan crecido de manera exponencial, pasando de casi no tener a disponer de una cantidad de datos tan grande que planteen nuevos retos, como por ejemplo como aprovecharlos mejor o como filtrarlos de manera precisa y adecuada.
En este proceso de crecimiento, el Hospital Sant Joan de Déu desarrolló una estructura, el CORTEX, que incluye la recogida de datos. Teniendo en cuenta que los pacientes vienen de todo el mundo, se está adaptando la plataforma ENIGMA para centralizar todos los datos recogidos por los diferentes equipos de monitorización, cosa que permite hacer un seguimiento 24 horas al día para que todo el equipo de Arritmias pueda determinar de manera precoz si se produce cualquier empeoramiento.
“De este modo, es posible evitar muchos desplazamientos al centro, que en algunos casos pueden ser muy complejos y requerir incluso viajes en avión. También nos permite hacer un control a distancia de los tratamientos y ver si los cambios funcionan sin necesidad de viajar”, añade la Dra. Georgia Sarquella-Brugada.
La especialista también explica que todo esto tiene un impacto positivo importante en los pacientes pediátricos, que no están sometidos al estrés de tener que abandonar su casa, evitando así el absentismo escolar de los menores y el laboral de los padres. Cosa que también redunda en la idea de mejorar la sostenibilidad del sistema sanitario, evitando desplazamientos innecesarios.
Evidencias de las ventajas
En todo este tiempo, también se han podido recoger múltiples datos que avalan los beneficios de la monitorización cardíaca a distancia en los pacientes pediátricos. De este modo, se han conseguido reducir hasta un 45 % las visitas en los hospitales y se ha conseguido hacer una detección más precoz de cualquier incidencia, permitiendo así una toma de decisiones más rápida. “Y todo esto, al final, también se acaba traduciendo en una disminución de la mortalidad”, añade.
Con todo, se espera poder explotar todavía más las posibilidades de esta monitorización a distancia, para lo cual será imprescindible poder desarrollar algoritmos de inteligencia artificial que ayuden a manejar los datos recogidos.
“Una vez más, nos encontramos el problema que todos los algoritmos que hay actualmente se han desarrollado pensando en pacientes adultos, y ahora los tenemos que adaptar a nuestros pacientes”, explica la Dra. Sarquella-Brugada, que reconoce que también habrá que poder aprovechar los datos obtenidos para conseguir nuevas publicaciones científicas que permitan que el conocimiento generado lo pueda aprovechar todo el mundo.
“Al final, estas herramientas nos permiten hacer un seguimiento muy próximo, a pesar de la distancia, y avanzarnos a la enfermedad. Todo se acaba resumiendo al poner el paciente en el centro de la atención e individualizar el tratamiento, y, para hacerlo, esta monitorización nos da un conocimiento muy valioso y nos permite superar problemas clásicos como la falta de continuidad en el seguimiento”, acaba señalando la cardióloga.