Arnau, paciente de la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa, explica cómo la acupuntura y los aceites esenciales le ayudan a combatir los efectos secundarios del tratamiento del cáncer.
Los primeros síntomas que sintió Arnau se manifestaron durante el mes de mayo, tras el confinamiento por la pandemia de SARS-CoV-2. Un día, después de jugar a futbol como hacía habitualmente, notó unos fuertes pinchazos en un costado. Inicialmente, atribuyeron el dolor a la práctica deportiva, pero tras unas primeras pruebas, los médicos de su hospital de referencia lo derivaron rápidamente al Área de Oncología Pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.
Las pruebas mostraban que Arnau tenía un sarcoma de Ewing, un tumor que requeriría quimioterapia en una fase inicial, una intervención para extirpar el tumor y, muy probablemente, radioterapia. Tras el diagnóstico Arnau, de 16 años y aún hoy en tratamiento, se armó de fuerza para recibir una serie de ciclos bastante duros de quimioterapia. "La primera vez tuve mucho dolor, no me podía estirar en la cama ni descansar porque era muy intenso", explica.
El efecto fue casi inmediato, al día siguiente me pude estirar ya 30 minutos y empecé a descansar cada vez mejor
Fue entonces cuando Esther Martínez, pediatra responsable de la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa (UOPI), realizó una primera visita con el paciente para hacer una valoración del caso y también una sesión inicial de acupuntura para paliar el dolor. "El efecto fue casi inmediato - explica Arnau -, al día siguiente me pude estirar ya 30 minutos y empecé a descansar cada vez mejor".
Arnau tampoco tardó en empezar a notar las habituales náuseas que la quimioterapia causa a los pacientes, especialmente con el olor de la comida. La Dra. Martínez le recomendó inhalar unos aceites esenciales para minimizar el malestar y que, según el paciente, funcionaron de forma inmediata. “Era sacar el botecito del aceite esencial y aliviarme las náuseas. Ahora nunca lo pierdo de vista, en algunos momentos es como la salvación”.
Acompañamiento terapéutico e información
Arnau explica que la utilidad de la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa no es únicamente la de minimizar los efectos secundarios del tratamiento, sino también el acompañamiento y la escucha que ofrece. "Cuando Esther viene, le cuento cómo estoy y qué me duele. Ella me explica por qué me pasa cada cosa y qué puede venir después. También me dice en qué consiste el tratamiento y por qué hace lo que hace”, comenta.
Aplicamos la acupuntura y los aceites esenciales de forma específica para el paciente pediátrico y personalizamos cada caso
"Arnau tiene un conocimiento muy profundo de su cuerpo y sabe expresar muy bien lo que le pasa. Además es muy curioso y siempre quiere que le explique el por qué de cada paso” explica Esther Martínez, que asegura que la reacción de la mayoría de pacientes, incluídos niños de corta edad, suele ser muy positiva ante el tratamiento. "Algunas personas se sorprenderían de su resiliencia. Son pacientes receptivos, que toleran en general muy bien el tratamiento y que no tienen miedo a las agujas. Además, aplicamos la acupuntura y los aceites esenciales de forma específica para el paciente pediátrico y personalizamos cada caso".
Tras la intervención para extirparle el tumor, Arnau pasó unos días difíciles. La doctora siguió de cerca su evolución y, en pocos días, la mejora fue mayor de lo esperado. Antes de que el chico volviese a casa para recuperarse hasta la siguiente visita, la Dra. Martínez trató con acupuntura el dolor postoperatorio así como las molestias digestivas secundarias al tratamiento convencional, entre ellos el brazo en el que le habían colocado la vía o la misma zona dolorida de la intervención quirúrgica.
“Al principio lo que más me preocupaba era el dolor” comenta Arnau, lleno de energía, y añade que "ahora solo pienso en poder conducir mi moto en mi pueblo, en Bagà. Ir en moto me da la vida, y seguro que no tardaré mucho tiempo en hacerlo. Esther me está ayudando mucho con todo esto. Igual que te dan medicamentos y quimioterapia, creo que deberían ofrecer estos tratamientos a todos los niños y adolescentes que tienen que operar o necesitan una quimioterapia", concluye Arnau.
La Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa no sería posible sin las donaciones privadas que la financian, entre las que destacan las de Chocolotada Solidaria, Veritas y Grupo Planeta.