Ariadna, la madre de Guillem, relata su experiencia al acogerse al programa Espera del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Ariadna salía de cuentas del embarazo de su hijo Guillem a principios de mayo. Cuando llegó el momento, las profesionales del Servicio de Medicina Maternofetal y Obstetricia que la atendían le propusieron acogerse al programa Espera. Se trata de un programa que el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona ofrece a las embarazadas de bajo riesgo que han roto aguas, pero aún no tienen contracciones, y les da la posibilidad de permanecer en casa unas horas más para favorecer su descanso y bienestar en las horas previas al parto.
Ariadna reunía todos los requisitos: estaba esperando solo un bebé; las aguas eran claras; el análisis de la bacteria estreptococo agalactae que se hace al final del embarazo daba negativo; y tanto ella como la criatura se hallaban en buen estado general: ella, sin fiebre ni signos de infección y la criatura, con movimientos fetales dentro de la normalidad.
"La madrugada del día 1 de mayo –rememora ahora- rompí aguas en casa. Como me había preparado para el parto de forma muy exhaustiva, y sabía que no era inminente porque todavía no tenía contracciones, decidí no correr de inmediato hacia el Hospital y esperar un poco". Hacia las 10 de la mañana, cuando ya habían pasado unas cuatro horas aproximadamente, Ariadna llamó al Hospital y le dijeron que fuera porque querían explorarla.
Las profesionales que la examinaron comprobaron que todavía no había dilatado lo suficiente y le explicaron detalladamente el protocolo que se seguía en estos casos. "Me dieron a elegir entre quedarme ingresada en una habitación del Hospital o volver a casa y esperar a que las contracciones aumentaran. Y lo tuve clarísimo: preferí volver a casa para comer y estirarme en el sofá. Sabía que el proceso del parto es lento y que lo importante es estar tranquila para hacer una buena dilatación. Por eso, elegí pasar el preparto en casa, para afrontar el parto más descansada, e ir más relajada al Hospital cuando fuera necesario, cuando realmente los profesionales tuvieran que intervenir".
Proximidad al Hospital Sant Joan de Déu
Ariadna se marchó a casa con una hora de ingreso concertada -debía volver a las 6 de la tarde de ese mismo día- y un número de teléfono donde podía llamar a cualquier hora y consultar cualquier duda que tuviera con las profesionales de la sala de partos. "No tuve que utilizarlo. Volví al Hospital a la hora que me habían citado y ya me quedé", explica. Guillem aún tardó unas 12 horas en nacer. "La atención durante el parto –recuerda ahora– fue excelente. En todo momento, las dos matronas respetaron mi plan de parto -se me administró la Walking epidural como había pedido- y me ayudaron cuando fue necesario".
Meses después, esta madre volvería a repetir la experiencia porque "si te has informado sobre el proceso del parto y vives relativamente cerca del Hospital, está muy bien. Yo vivo a un cuarto de hora en coche, y eso me daba mucha tranquilidad, porque pensaba que si había cualquier problema, en un momento estaba allí", razona. "Y tener información –añade-, haberte informado bien antes sobre el proceso del parto, saber cómo se desencadena la oxitocina, también es muy importante porque te da tranquilidad y sabes que es lo mejor".