“La electrofisiología intervencionista fue una revolución, nos permitió comenzar a curar a muchos pacientes con arritmias”
Josep Brugada y Geòrgia Sarquella, impulsor y coordinadora de la Unidad de Arritmias del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona respectivamente, explican cómo la ablación cardíaca ha mejorado la evolución de estos pacientes en las últimas tres décadas
El cardiólogo Josep Brugada impulsó hace 25 años la Unidad de Arritmias del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, la primera que el Ministerio de Sanidad designó como referente para el tratamiento de las arritmias. Con él y con Geòrgia Sarquella, actual coordinadora de la unidad, repasamos la espectacular evolución que ha tenido el tratamiento de estas afecciones del ritmo cardíaco con la aparición de la electrofisiología intervencionista. “En los años ochenta la electrofisiología era descriptiva. Nos aportaba mucha información para el diagnóstico, pero no nos servía para mucho más. No curábamos nada - explica Brugada - Eso cambió radicalmente a finales de la década de los años ochenta y principios de los noventa, cuando apareció la electrofisiología intervencionista”.
¿Qué supuso la llegada de este tipo de técnicas para la cardiología pediátrica?
Josep Brugada (J.B.): Fue una auténtica revolución. Nos cambió la vida a todos, a los pacientes y a los profesionales que los tratábamos. Algunos pacientes llevaban 40 años sufriendo taquicardias paroxísticas y acababan con frecuencia en los servicios de urgencia porque repetían estas taquicardias una y otra vez. Cuando apareció la electrofisiología intervencionista, pudimos comenzarlos a tratar. Nuestros pacientes lloraban de emoción, no entendían nada... Aquello fue el inicio de todo. En noviembre de 1991 impulsamos la creación de una unidad de arritmias en el Hospital Clínic de Barcelona que, muy pronto, se posicionó como referente por el gran volumen de ablaciones que realizábamos. En los años 90 hacíamos 700 o 800 ablaciones anuales.
Y enseguida quisieron extender este avance también a los más pequeños.
J.B.: Sí, en 1995 los cardiólogos del Hospital Sant Joan de Déu comenzaron a pedir mi colaboración para tratar algunos casos complejos de arritmias en niños y fue así como empezamos a hacer ablaciones en pacientes pediátricos. En un principio, estas intervenciones las realizábamos en el Hospital Clínic, pero, ante el número creciente de peticiones y la necesidad de visitarlos en consulta, en el año 1998 comenzamos a hacerlas en las instalaciones del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. Primero un día a la semana, luego dos, y fue así se creó la Unidad de Arritmias de Sant Joan de Déu.
En 2002, trataron un bebé de solo 1.540 gramos de peso. Era el niño más pequeño del mundo que se sometía a una ablación.
J.B.: Sí, se trataba de un bebé prematuro de 32 semanas con una taquicardia incesante. Ese niño estaba en una situación absolutamente dramática: hoy tiene 21 años y está perfecto. Este caso de éxito nos hizo hacer un "clic" mental. Nos hizo ver que el peso no era un obstáculo, que podíamos realizar ablaciones a niños por pequeños que fueran. Y así fue como unos años después, en 2019, operamos a otra bebé todavía más pequeña. María nació con una taquicardia incesante. Pesaba tan solo 1.310 gramos de peso y tenía diez días de vida cuando le tuvimos que hacer una ablación.
María era de Zaragoza. ¿En aquella fecha, la Unidad de arritmias del Hospital Sant Joan de Déu ya era referente en España?
J.B.: Sí, unos años antes, en 2011 se incorporó a nuestro equipo Geòrgia Sarquella. Ella, que se había formado en Canadá y París, es el alma de la unidad y la que la impulsó hasta niveles impensables. Tres años después de su incorporación, sucedieron dos cosas importantísimas. Por un lado, el ministerio de Sanidad nos concedió el CSUR en arritmias pediátricas. Fuimos el primer centro designado, y eso hizo que aumentáramos mucho la actividad y que recibiéramos pacientes de toda España. Las cifras hablan por sí solas. A fecha de 2022, habíamos hecho ya más de 2.500 ablaciones y, de ellas, el 8 % eran a niños de menos de 10 kilos.
Geòrgia Sarquella (G.S.): Otro hecho importantísimo que ocurrió en 2014 es que conseguimos dar un gran salto tecnológico. Aquel año, nos reunimos con la Fundació Privada Daniel Bravo porque necesitábamos 200.000 euros para un proyecto de investigación sobre arritmias pediátricas. Y, sorprendentemente, salimos de la reunión con el compromiso de los señores Bravo de financiar una nueva sala de hemodinámica del Hospital. Gracias a ello, hoy contamos con una de las salas de hemodinámica e intervencionismo más modernas que existen en nuestro país. Disponer de una instalación de estas características nos permite realizar mapeos tridimensionales e incluso hacer crioablación en casos complejos. Si hay una especialidad que ha evolucionado desde el punto de vista tecnológico en los últimos 15 años es la electrofisiología. Hemos pasado de no tener casi nada a tenerlo prácticamente todo y, nosotros, gracias a esta donación, hemos conseguido disponer de todos los avances y nos ha facilitado el trabajo.
¿Cómo se ha reflejado este cambio en la práctica clínica?
J.B.: Siempre hemos tenido una obsesión: hacer las cosas simples, hacer las cosas fáciles. Cuanto menos tiempo dure la ablación, menos riesgo de complicaciones existe. Ahora hacemos una ablación en 25 minutos, desde que pinchamos hasta que extraemos el catéter. Y, siempre que podemos, utilizamos un catéter. Y los estudios demuestran que resulta de igual efectivo utilizar un catéter que dos.
Sant Joan de Déu fue el primer centro reconocido por el Ministerio como referente para el tratamiento de las arritmias pediátricas, pero también lo es en la prevención y tratamiento de la muerte súbita.
J.B.: El primer paciente diagnosticado del síndrome de Brugada (arritmia poco frecuente pero potencialmente mortal y causa de muerte súbita) es un niño y el segundo, su hermana, dos años menor. Por ello, en la unidad nos organizamos para atender a estas familias, realizar prevención y tratamiento.
Hemos hablado hasta ahora de asistencia, pero la unidad también hace investigación.
J.B.: Sí, Geòrgia impulsó mucho este ámbito y consiguió incrementar de manera exponencial no solo la producción de artículos científicos sino también su calidad.
G.S.: Impulsamos la investigación sobre la muerte súbita en población joven y las cardiopatías familiares. Actualmente, somos referentes nacionales e internacionales en este campo. Lideramos la parte pediátrica de la Red Europea de Enfermedades Cardíacas Raras (ERN GUARD-Heart).
Han participado en la elaboración de diversas guías europeas para el tratamiento de enfermedades cardíacas.
G.S.: Sí, en concreto, hemos participado en la guía para el tratamiento de las arritmias y actualmente estamos liderando la elaboración de las guías europeas para el tratamiento de enfermedades cardíacas ultrarraras. Todo ello sin olvidar en ningún momento a los pacientes. Uno de los hechos de los que estamos más orgullosos es que, desde Sant Joan de Déu, se creó la asociación de pacientes SAMS, que actualmente representa a los pacientes con enfermedades cardíacas en la Comisión Europea. Caminamos de la mano de los pacientes, ellos marcan el rumbo que tenemos que seguir.