"Aquí vemos los diferentes espacios y especialidades de la psiquiatría infantil sin desvincularnos del paciente adulto"

Teresa Logroño, R1 de psiquiatría infantil, nos explica cómo funciona esta nueva especialidad en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, qué hacen los residentes y también valora como se percibe la salud mental y su tratamiento en la sociedad y el entorno sanitario.
La residencia de psiquiatría de la infancia y la adolescencia es una especialidad nueva que crece a buen ritmo. Se creó en agosto de 2021, pero no fue hasta 2023 que los primeros 20 residentes pudieron empezar su formación en 13 comunidades autónomas del territorio español, entre ellas Cataluña. La promoción del 2024 ya pudo disfrutar de 10 plazas más —con un total de 30— y está previsto que este 2025 se habiliten 48. En el Hospital Sant Joan de Déu también aumentan cada año las plazas en esta especialidad; primero había una, después dos y, este año, habrá cuatro para los futuros residentes del centro.
"Hay demasiada demanda de pacientes. Los dispositivos que hay en el ámbito ambulatorio están colapsados, especialmente después de la COVID, y las citas se demoran muchísimos meses. Sin embargo, no hay suficientes psiquiatras", observa Teresa Logroño, residente de Psiquiatría infantil en Sant Joan de Déu. En este sentido, destaca que las administraciones reconocen la importancia de la salud mental y están trabajando para potenciar la especialidad, tanto en niños como en adultos.
¿Qué fue lo que te motivó para escoger esta especialidad?
Tenía muy claro que entraba a la carrera de medicina para dedicarme a la psiquiatría. Y cuando oí que se ofrecería la especialidad de psiquiatría infantil, me interesó mucho. Más allá de mi amor por los niños, considero que la infancia es la mejor etapa para empezar a actuar sobre las enfermedades mentales, intentando prevenirlas, porque cuando se cronifican es mucho más difícil tratarlas.
¿Por qué elegiste Sant Joan de Déu?
Yo vengo de San Sebastián y quería una ciudad con buenos dispositivos y medios. Entonces, entre Madrid y Barcelona, me enamoré de este hospital, me pareció espectacular. Además, la jefa de docencia de salud mental, Laia Villalta, me motivó muchísimo. También me llamaba la atención la gran cantidad de especialistas con los que podría trabajar y, ahora que ya hace casi un año que estoy aquí, puedo afirmar que son muy próximos y que dominan sus ámbitos.
¿Qué diferencia el Hospital?
Es un lugar que te permite ver un poco de cada ámbito de la psiquiatría. Sant Joan de Déu tiene un servicio de salud mental muy desarrollado y especializado en el que puedes tratar desde trastornos de la conducta alimentaria hasta tipologías de psicosis o trastornos del ánimo. Además, también hay pisos dentro del Hospital para los tratamientos que implican convivencia con las familias, hospitalización parcial y Hospital de Día. Agrupar todo esto en un mismo espacio no es usual y está sujeto a muchos permisos y supervisiones.
Los profesionales hace tiempo que pedían separar el tratamiento de adultos del de niños, ya que tienen necesidades muy diferentes.
¿Cómo es un día en Sant Joan de Déu como R1 de psiquiatría?
Llegas a primera hora y el equipo de enfermería te pasa el parte de la noche. Visitas pacientes, atiendes citas con familias y te coordinas con las escuelas para que los niños puedan continuar con su educación. Intentas dedicar el máximo de tiempo posible a cada paciente.
También hay días que tenemos docencia, sesiones de investigación y también momentos para hacer cursos. Puedes completar la residencia como quieras, porque te lo ofrecerán. E, incluso, si alguna tarde te apetece rotar con algún adjunto que tenga consultas externas, también lo puedes hacer.
¿Cómo valoras el Hospital y su equipo docente?
El centro es precioso, es como el universo de la película ‘Barbie’ en versión hospital. Además, se respira muy buen ambiente. Los profesionales nos acompañan y ayudan en todo y cada año vamos adquiriendo un grado más de independencia. Los residentes del Hospital también hacemos investigación. Nos ofrecen clases específicas y nos animan y ayudan a redactar nuestros propios artículos y pósteres.
Entonces, ¿la especialidad de psiquiatría infantil se desvincula totalmente de los pacientes adultos?
No se desvincula, se complementa. Tanto los que nos enfocamos hacia el paciente infantil como los que se dedican a los adultos hacemos intercambio de unidad durante unos meses con el Parc Sanitari de Sant Joan de Déu. Así todos vemos de todo. Me parece muy beneficioso porque ves como evolucionan los tratamientos de quienes han sido atendidos desde pequeños.
Los profesionales hace tiempo que pedían diferenciar el tratamiento de adultos del de niños. Porque después les pasaba que se encontraban que tenían que tratar niños y niñas y no habían estado nunca en pediatría ni estaban familiarizados con su manera de actuar.
¿Qué es lo que más valoras de tu trabajo?
Sin ningún tipo de duda te diría que los niños y, sobre todo, pensar que les estamos aliviando un poco el sufrimiento haciendo su vida algo más agradable. Ver como mejoran y empiezan a disfrutar de su niñez y adolescencia es lo que más me importa.