Qué es el linfoma de Hodgkin
El linfoma de Hodgkin (también conocido como enfermedad de Hodgkin) es una enfermedad maligna del sistema linfático, una parte del sistema inmunitario del cuerpo. La enfermedad se caracteriza por la presencia de células atípicas específicas, conocidas como células de Reed-Sternberg. Estas células juegan un papel crucial en el diagnóstico del linfoma de Hodgkin, ya que su presencia es el factor distintivo que diferencia esta enfermedad de otros tipos de linfomas.
El linfoma de Hodgkin suele presentarse inicialmente en los ganglios linfáticos, a menudo en el área del cuello, el tórax o las axilas, y puede diseminarse a otros ganglios linfáticos y órganos, como el bazo, el hígado, la médula ósea y los pulmones.
Dependiendo del grado de extensión de la enfermedad, se distinguen cuatro estadios del linfoma de Hodgkin:
- Estadio I: Están afectados los ganglios linfáticos en una única región o un órgano fuera del sistema linfático.
- Estadio II: Están afectados los ganglios linfáticos en dos o más regiones situadas en el mismo lado del diafragma o un grupo de ganglios linfáticos y un órgano ubicados en el mismo lado del diafragma.
- Estadio III: Están afectados los ganglios linfáticos ubicados en ambos lados del diafragma; también pueden estar comprometidos el bazo y otros órganos fuera del sistema linfático.
- Estadio IV: Hay afectación extendida de uno o más órganos internos, como el hígado, la médula ósea, los pulmones, el intestino; los ganglios linfáticos también pueden estar afectados o no.
Factores de riesgo de desarrollar el linfoma de Hodgkin
El linfoma de Hodgkin puede desarrollarse en personas de cualquier edad, pero se diagnostica con mayor frecuencia en los siguientes grupos de edad: adolescentes de 9 a 17 años, jóvenes adultos y personas mayores de 55 años. La enfermedad se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres. Aunque no se conocen las causas exactas del linfoma de Hodgkin, los investigadores han identificado algunos factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad. Entre estos factores se incluyen antecedentes familiares del linfoma, un sistema inmunitario debilitado, enfermedades autoinmunes previas, así como trasplantes de órganos y el uso de inmunosupresores. A pesar de que la presencia de uno o más de estos factores de riesgo puede aumentar la probabilidad de desarrollar el linfoma de Hodgkin, muchas personas con estos factores nunca llegan a desarrollar la enfermedad, mientras que otras pueden contraerla sin tener condiciones predisponentes evidentes. Por lo tanto, es crucial realizar revisiones médicas de manera regular y acudir al médico si aparecen signos del linfoma de Hodgkin.
Signos y síntomas del linfoma de Hodgkin
El linfoma de Hodgkin puede presentar una variedad de síntomas, muchos de los cuales pueden ser inespecíficos y similares a los de otras enfermedades. Uno de los síntomas más característicos es el aumento indoloro de ganglios linfáticos que suele ocurrir en áreas como el cuello, las axilas o la ingle. Estos ganglios pueden volverse duros al tacto y aumentar de tamaño.
Además del agrandamiento de los ganglios linfáticos, los pacientes con el linfoma de Hodgkin en desarrollo pueden presentar otros signos significativos que podrían indicar la presencia de la enfermedad:
- Pérdida de peso inexplicable: Este es uno de los signos más preocupantes que a menudo acompaña el linfoma de Hodgkin. Los pacientes pueden llegar a perder más del 10 % de su masa corporal en seis meses sin causa aparente. Esta pérdida de peso se debe a la aceleración del metabolismo y a los procesos inflamatorios en el cuerpo causados por la enfermedad.
- Sensación de fatiga: Los pacientes suelen experimentar una sensación incesante de cansancio y debilidad que no mejora ni siquiera con descanso prolongado. Esto puede estar relacionado con la inflamación sistémica y la exposición del organismo a células malignas, que requieren gran cantidad de energía para crecer y extenderse por el cuerpo.
- Sudoración nocturna: Los sudores nocturnos abundantes, que a menudo empapan la ropa de cama, son otro signo característico del linfoma de Hodgkin. Pueden ocurrir debido a alteraciones en la regulación de la temperatura corporal causadas por la enfermedad y a menudo van acompañados de escalofríos o sensación de calor.
- Fiebre: Los pacientes pueden experimentar aumentos periódicos de la temperatura corporal, a menudo llamados "fiebre de origen desconocido". La fiebre puede ser baja y constante o alta e intermitente. Esta fiebre es el resultado de la respuesta inmunitaria del cuerpo a la presencia de células tumorales y puede acompañarse de otros síntomas, como sudores nocturnos y fatiga.
Otros signos del linfoma de Hodgkin pueden incluir tos, dificultad para respirar y dolor en el pecho, especialmente si los ganglios linfáticos situados en la zona del tórax aumentan de tamaño y comprimen las vías respiratorias u otros órganos. Algunos pacientes pueden experimentar la sensación de estar llenos o tener dolor abdominal debido al aumento de tamaño del bazo o del hígado. Estos síntomas, junto con el aumento de los ganglios linfáticos, pueden afectar significativamente la calidad de vida del paciente e indicar la presencia de una enfermedad grave que requiere atención médica. Sin embargo, dado que estos síntomas pueden estar relacionados con una variedad de enfermedades, es importante acudir al médico de manera oportuna para obtener un diagnóstico preciso.
Diagnóstico del linfoma de Hodgkin en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
En el caso de detectar síntomas del linfoma de Hodgkin en niños, en el Pediatric Cancer Center del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona realizamos una biopsia, que implica una extracción completa del ganglio linfático afectado para su posterior análisis. Esta práctica es diferente del método comúnmente utilizado en adultos, que consiste en tomar una muestra del ganglio afectado mediante una punción. La biopsia de todo el ganglio linfático permite obtener una visión más detallada sobre la naturaleza y la extensión de la enfermedad, lo cual es crucial para hacer un diagnóstico preciso y determinar el tratamiento óptimo.
Una vez diagnosticado el linfoma de Hodgkin en niños, se prescribe el tratamiento más eficaz y seguro, adaptado específicamente a la edad pediátrica. Este puede incluir quimioterapia, radioterapia o una combinación de ambas, dependiendo del estadio y las características de la enfermedad. El objetivo del tratamiento no es solo controlar la enfermedad, sino también lograr su curación completa con mínimos efectos secundarios y mínimas consecuencias para la salud a largo plazo. Por eso, en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, no dejamos de actualizar los métodos de tratamiento disponibles para el linfoma de Hodgkin en niños. Formamos parte de un grupo europeo que ha desarrollado un protocolo de tratamiento cuyo objetivo principal es el tratamiento y la curación completa de la enfermedad, principalmente mediante quimioterapia. Dentro de este enfoque, la radioterapia se utiliza solo en casos muy raros. Es importante destacar que todas las formas del linfoma de Hodgkin, incluida la pediátrica, se tratan con éxito mediante quimioterapia, y solo algunos casos pueden requerir el uso de radioterapia, sin necesidad de intervención quirúrgica.
Actualmente dirigimos nuestros esfuerzos a minimizar el uso de radioterapia en niños, ya que sus posibles efectos secundarios pueden aparecer hasta 30 años más tarde. Por lo tanto, nuestra estrategia consiste en evitar el uso de radioterapia en el tratamiento del linfoma de Hodgkin infantil, para proteger a los niños de posibles consecuencias negativas a largo plazo.