Descripción
Muchos niños sufren trastornos afectivos, de conducta o trastornos del movimiento, y en muchos casos es difícil identificarlos y realizar un diagnóstico de forma precoz.
Las dificultades que presentan estos niños y adolescentes suelen repercutir en su esfera social, emocional, académica y familiar, y en la mayoría de los casos derivan de alteraciones neurológicas y/o ambientales.
A menudo, el resultado es que los niños y su entorno sufren durante tiempo sin llegar a encontrar un tratamiento eficaz que minimice las dificultades del día a día.
Por este motivo, es importante realizar un diagnóstico preciso y precoz, para iniciar una intervención específica que garantice el bienestar emocional del niño o niña y de su entorno.
Algunos trastornos y/o dificultades frecuentes en población infanto-juvenil son:
- TDAH
- Depresión
- Trastorno de Ansiedad
- Miedos y fobias
- Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)
- Trastorno de conducta por ejemplo el Trastorno Oposicionista Desafiante (TND)
- Trastorno por Tics (Trastorno de Tourette)
- Gestión emocional
- Autoestima
- Rigidez cognitiva
Diagnóstico
Mediante una entrevista clínica con el paciente, sus familiares y la escuela se puede observar sintomatología específica que afecte al estado del niño o niña. También puede realizarse una exploración con determinadas pruebas psicológicas.
En la fase de diagnóstico de los trastornos afectivos y de conducta intervienen diversas especialidades:
- Neuropediatría.
- Psiquiatría.
- Psicología clínica.
- Neuropsicología.
- Logopedia.
Tratamiento
En algunas ocasiones, tras una primera visita con neuropediatría o psiquiatría, se suele realizar una exploración psicológica con el objetivo de evaluar funciones cognitivas, conductuales y emocionales que constituyen la base para la adecuada gestión del día a día.
Una vez concluido el proceso de evaluación, se confecciona un informe completo con los resultados, la interpretación de las distintas pruebas administradas y la conclusión diagnóstica con las recomendaciones personalizadas de tratamiento.
A partir de ahí, si es necesario, se ofrece la posibilidad de iniciar la intervención psicológica dirigida a trabajar con el niño o niña, junto con el asesoramiento y pautas a los padres. También se realiza la coordinación con la escuela.
En otras ocasiones también se puede intervenir psicológicamente desde un principio, adaptándose a las necesidades de cada caso. El proceso de evaluación que sigue es similar al anterior.
Con todos los pacientes se realiza un seguimiento que irá en función de la evolución de cada caso.
Evolución en el colegio
A menudo, los niños con dificultades afectivas, emocionales o de conducta sufren en su día a día. Problemas como baja autoestima, inadecuada gestión de algunas situaciones, pobres habilidades a la hora de resolver conflictos, bajada en el rendimiento escolar, entre otras, son algunas de las dificultades que suelen aparecer en el ámbito educativo.
Una adecuada intervención, junto con el apoyo familiar y escolar, son cruciales para que podamos garantizar el bienestar emocional del niño.
Terapia familiar
Con la realización de terapia familiar en la Unidad de Trastornos del Aprendizaje Escolar (UTAE) ofrecemos una visión global y enriquecedora de los problemas que detectamos y en los que acompañamos al niño y su entorno.
El papel de la familia y su funcionamiento es de suma importancia para entender como este funcionamiento se ve afectado por el diagnóstico del niño o adolescente. Asimismo, es esencial entender cómo la familia puede incidir en el pronóstico clínico del niño.
Este enfoque se realiza en sesiones clínicas familiares de 1 hora y media, alternando la presencia de todos los miembros de la familia con sesiones de solo algunos miembros, y de frecuencia variable, dependiendo de las circunstancias y las necesidades de cada momento. El espacio terapéutico se adapta a cada familia y sus características.
¿Qué haremos en la terapia familiar?
En la UTAE ofrecemos un abordaje clínico y sistémico de las familias que nos visitan con un diagnóstico de un miembro o más de la familia.
Realizamos un análisis funcional del sistema familiar, teniendo en cuenta la relación entre los diferentes componentes de la familia, y diagnosticamos cómo afectan funcionalmente los estilos de comportamiento de cada miembro en la dinámica familiar y cómo esta dinámica puede condicionar un buen desarrollo o no de las pautas indicadas.
Finalmente, tratamos los aspectos que pueden dificultar el buen desarrollo y adaptación de todos los miembros, teniendo en cuenta los estilos de personalidad y los diagnósticos clínicos, de todo tipo, que puedan tener los miembros de la familia.
¿Quién puede beneficiarse de la terapia familiar?
Cualquier sistema familiar en el que un miembro de la familia presente una problemática o dinámica que en determinados momentos no está funcionando en beneficio de las necesidades de todos sus miembros.
¿Si el diagnóstico lo tiene sólo un miembro de la familia para qué sirve la terapia familiar?
El diagnóstico de un miembro es una variable importante en el funcionamiento cotidiano de la familia. La terapia tiene como objetivo detectar dinámicas familiares y tomar conciencia de que estas dinámicas deben ser funcionales, ya que esto beneficia a todos los miembros de la familia.
La terapia familiar aligera el sostenimiento de la responsabilidad en el acompañamiento, siendo un espacio de descarga, contención y delimitación a todos los niveles.