Estabilizado un retinoblastoma con quimioterapia intraarterial que no tenía opciones de tratamiento en el país de origen
El paciente, un bebé que empezó el tratamiento cuando apenas tenía un año, llegó a Barcelona desde Indonesia en busca de un tratamiento para un retinoblastoma bilateral por el que le enuclearon un ojo
Kensi llegó con su familia a Barcelona en mayo de 2021. Desde que tenía muy pocas semanas de vida, su familia se dio cuenta de que el pequeño no podía ver bien, no jugaba ni seguía con la mirada los juegos que le proponían. En Indonesia, su país de origen, les sugirieron esperar a que tuviese 4 meses para ver qué le pasaba.
Sin embargo, la familia de Kenzi no quería esperar y, al observar que el pequeño hacía un brillo blanco en ambos ojos cuando se le hacía una fotografía con flash, sospecharon que algo no iba bien y buscaron la segunda opinión de un especialista en oftalmología. El diagnóstico llegó cuando el niño tenía tres meses: se trataba de un retinoblastoma bilateral. Los médicos les aconsejaron enuclear el ojo izquierdo del paciente por el estado avanzado en el que se encontraba el tumor: había que evitar que se extendiese y operar lo más rápido posible. Tras la enucleación, le realizaron al pequeño cuatro sesiones de quimioterapia intensiva para tratar el ojo derecho, que el niño conservaba a pesar de estar también afectado.
Fue en este punto cuando la familia decidió explorar otras opciones para tratar al niño: desde hospitales en la India y Singapur hasta los Estados Unidos. Buscando las mejores posibilidades, un oftalmólogo pediátrico les aconsejó ponerse en contacto con el doctor Guillermo Chantada, que les habló sobre el programa del PCCB Charity Fund. Rápidamente, la familia recopiló y envió toda la información clínica relativa al caso de su hijo y, unas semanas después, el caso fue aprobado por el comité de valoración y el bebé y sus padres volaron hacia Barcelona.
Quimioterapia intraarterial y atención multidisciplinar
Pocos días después de llegar al Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, el pequeño inició el tratamiento. El equipo liderado por el doctor Jaume Català le realizó varios ciclos de quimioterapia intraarterial, que consiste en hacer llegar el medicamento directamente a la arteria principal que suministra sangre al tumor. Además, la dosis de fármaco se ajusta a la edad y el peso del niño, lo cual permite minimizar los efectos secundarios del tratamiento.
Este abordaje era especialmente útil en el caso de Kensi, que había recibido quimioterapia intensiva por vía venosa en su país de origen, un tratamiento que no era suficientemente efectivo y que estaba dificultando el crecimiento y el aumento de peso del niño. Un equipo multidisciplinar, a parte del del Área de Oncología y el Servicio de Oftalmología, realizó un seguimiento al pequeño para ofrecer pautas a nivel nutricional si era preciso, con el objetivo de paliar el retraso en el crecimiento.
Unas semanas después de las primeras sesiones, el niño progresó favorablemente y se estabilizó el tumor, con la consiguiente recuperación de parte de la visión para el pequeño. Sin embargo, Kensi tuvo una recaída y fue necesario mantener el tratamiento durante unos meses más. Posteriormente se consolidó la respuesta con tratamiento láser sobre los tumores retinianos, que ha permitido conservar el ojo y una visión normal.
La familia del pequeño, que ha pasado gran parte de sus dos primeros años de vida en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, se muestra satisfecha tanto por la evolución del niño como por la atención recibida: “Habíamos llegado a temer por la vida de nuestro hijo y, en semanas, nuestra vida cambió. Además, en este hospital está todo pensado para la comodidad de los niños: los tratamientos se adaptan a ellos, los equipos les evitan al máximo el sufrimiento y el malestar. Nos hemos sentido en casa desde que llegamos”, concluye el padre de Kensi.